La Anatel aprobó la migración de la concesión de larga distancia de Claro al régimen de autorización,un paso clave hacia el final del modelo tradicional de concesiones STFC en Brasil.
Imagen: Envato
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La Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) de Brasil aprobó la transición de la concesión de servicios de larga distancia de Claro hacia el régimen de autorización,un paso decisivo que marca el final de una era para el modelo tradicional de concesiones del Servicio Telefónico Fijo Conmutado (STFC).
Por unanimidad,el Consejo de Administración del organismo dio luz verde a la rescisión de la concesión de larga distancia de Claro,por lo que el servicio prestado por el operador ya no estará sujeto a las antiguas obligaciones regulatorias.
Con esta medida,Claro abandona el rígido régimen de obligaciones de universalización y tarifas controladas,y pasa a un modelo contractual más flexible,sustentado en compromisos de inversión,cobertura e innovación tecnológica.
El plan de adecuación de la compañía aún no se revela públicamente,pero los medios locales indican que incluye el cumplimiento de algunas condiciones regulatorias y de inversiones,estas últimas por unos 2,000 millones de reales.
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Los recursos se orientarán al fortalecimiento del backhaul óptico,la instalación de nuevas estaciones 4G en zonas rurales y el desarrollo de rutas de fibra redundantes,incluso con cruces subfluviales en la región amazónica.
Además,la Agencia señaló que el cambio garantiza la continuidad de los servicios públicos esenciales: los teléfonos de uso público permanecerán activos en 1,772 localidades hasta diciembre de 2025,y seguirán operativos hasta 2028 en otras 1,713 comunidades. En algunos casos,podrán ser reemplazados por terminales colectivos con acceso gratuito a voz las 24 horas.
El plazo de cumplimiento de los compromisos se extenderá hasta 2028,con un seguimiento adicional de dos años para verificar que se cumplan todas las condiciones del contrato.
Sin embargo,la decisión no resuelve las disputas que Claro mantiene con la Unión en arbitraje por presuntos desequilibrios en el modelo anterior,donde la compañía reclama compensaciones por al menos 6,599 millones de reales.
El fin de una era
Más que una modificación administrativa,la migración de Claro al régimen de autorización supone el cierre de uno de los capítulos más prolongados del marco regulatorio brasileño,basado en las concesiones surgidas tras la privatización de las telecomunicaciones en los años 90.
El presidente de la Anatel,Carlos Baigorri,afirmó que “fue un acuerdo positivo y representa el fin de un capítulo importante en la historia de las telecomunicaciones: es el fin de un ciclo”.
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Con la decisión,Claro se suma a Oi,Vivo y Algar,que ya habían concluido sus transiciones al régimen de autorización. Únicamente Sercomtel mantiene todavía el formato de concesión,un asunto que ya está analizando la Agencia.
Asimismo,el nuevo escenario crea un marco más uniforme para la competencia y podría estimular una regulación más moderna,centrada en resultados e incentivos y no en un modelo de mando y control.
En ese sentido,el cambio podría dar a las empresas una mayor libertad para invertir,desplegar infraestructura y responder con agilidad a la evolución tecnológica del mercado.